Félix Rodríguez de la Fuente plasmó, una y otra vez, la Naturaleza Salvaje de estas Tierras
Tres sierras jaeneras, de Cazorla, de Segura y de las Villas, dan carácter al mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa desde 1986, con el favor de contar también con la calificación de Reserva de la Biosfera y Zona de Especial Protección para las Aves. Más de doscientas mil hectáreas de tupidos bosques, sierras encrespadas, calares, ríos, embalses, aldeas, cortijos y montes aceituneros forman el escaparate mejor presentado de la naturaleza jienense.
Los Llanos de Bujaraiza en el pantano del Tranco
Unos parajes montunos con las hechuras de un excepcional mosaico natural tapizado de rocas, encinas y pinos, que guarda una compleja variedad de ecosistemas diferentes. Aquí se cobijan las nacencias de tres de los ríos más importantes del sur peninsular, el Guadalentín, el Segura y el Guadalquivir, los primeros con vocación mediterránea y el último, convertido en la gran vena acuosa de Andalucía, con miras al Atlántico.
Cazorla, la reina de los documentales
En estos serrijones cazorlanos se concentra la fuerza de la naturaleza salvaje que el siempre recordado Félix Rodríguez de la Fuente plasmó, una y otra vez, en las numerosas escenas documentales que rodó a lo largo de los años setenta.
El famoso doctor amigo de los animales, filmó inolvidables secuencias de la serie “El hombre y la Tierra” en estos parajes. La berrea del ciervo en las orillas del embalse del Tranco, el celo de la cabra montés en las navas de las sierras del Pozo y de La Cabrilla, y los lances cetreros del águila real sobre los indefensos chivos, forman ya parte de la memoria imborrable de muchos amantes de la naturaleza.
Las cabras montesas también fueron habituales en los documentales de Félix El paisaje de Cazorla revienta de vida en cualquier época del año, y lo demuestran las 1.200 especies botánicas que cubren sus perfiles. Veintisiete de las cuales son endemismos, con curiosidades significativas como la violeta de Cazorla y el geranio de Cazorla, y algunas plantas carnívoras del género Pinguicula.
Sin embargo, la riqueza apabullante de estas serranías es su fauna, representada por más de 180 especies distintas. Los grandes ungulados, como el ciervo, la cabra montés y el jabalí, junto a otros dos introducidos, el gamo y el muflón, se hacen familiares en estos predios. Al igual que las grandes rapaces, como buitres negros y leonados; águilas reales y perdiceras; alimoches, búhos reales y el reintroducido quebrantahuesos. Su avistamiento resulta fácil en estos predios donde muestran su soberanía los pinares, tanto laricios, oriundos de la zona, como carrascos y negrales, fruto de diversas repoblaciones.
Ruta de Félix Rodríguez de la Fuente
Los llanos de Bujaraiza en las orillas del pantano del Tranco de Beas hicieron de campo de batalla en la más famosa berrea del ciervo que se ha filmado para la televisión. Los albores del otoño marcan el principio de una nueva etapa en la vida en los campos y bosques de Andalucía. El calor estival pierde fuerza convertido tan solo en un rescoldo, en el que la sequedad de los rastrojos del valle y de los calveros del monte intenta verdear de nuevo con las húmedas lloviznas mañaneras. La otoñada entra entonces en los montes de Cazorla, Segura y Las Villas de forma atronadora. Los ciervos se encargan de anunciarlo con sus portentosas gargantas, que braman incansables al sentir la llegada del celo.
Estas fechas preotoñales se adivinan inmejorables para visitar este parque natural, cuando el ímpetu de los berridos cervunos proclama el rito nupcial más espectacular de cuantos se producen entre la fauna salvaje española.
El inicio de la “berrea de los venados” se puede adelantar o atrasar hasta un par de semanas, dependiendo de las primeras lluvias de septiembre, pero para finales de mes los montes andaluces resonarán con insistencia. Con la caída del sol, justo cuando el cielo se encuentra entre dos luces, machos y hembras se citan en los calvijares que por una desconocida querencia son elegidos como campo de batalla. El alboroto de las luchas, el estruendo de los bramidos, el golpear de las cuernas y las insistentes carreras, convierten este cortejo en el más esperado cada año por los aficionados a la observación de la naturaleza.
La berrea de los venados
Como homenaje al desaparecido naturalista, la dirección del parque creó en la primavera de 2002 una ruta que rememora aquellas berreas en las orillas del embalse del Tranco. La senda parte del paraje de Bujaraiza, donde se halla el mirador que lleva su nombre, y desde aquí continúa rodeando las aguas del embalse, río arriba, para saltar a la otra orilla en los Llanos de Arance y proseguir con la corriente a favor hasta finalizar frente al castillo isleño de Bujaraiza. Veinte kilómetros de camino por un frondoso escenario señalizado con mojones de piedra, que cuenta con cinco miradores sobre las aguas del Guadalquivir.
De la Nava de San Pedro a la Nava Noguera
El camino de las Navas se interna por las faldas de las llamadas sierras del Pozo y la Cabrilla, montes especialmente querenciosos para las cabras motesas. Estos parajes fueron otro de los escenarios de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente, donde recogió las luchas de los grandes machos monteses durante la época de celo.
Los alrededores de la Nava de San Pedro son parte emblemática de este prodigioso paisaje andaluz, donde topónimos como Risco del Madrigal, Cabeza del Tejo, Cerro de los Torcales o Collado del Galán nombran parajes inmortalizados en muchos documentales. Rumbo norte, el camino busca el nacimiento del río Guadalentín, entre la Nava de Pablo y la Nava Centeno, salpicado de viejos pinos retorcidos por el viento.
Y por último, la Nava Noguera, abierta y pedregosa al pie del pico Empanadas, punto más alto del parque natural. Pero además en estos montes jiennenses se rodaron dos de las escenas más impactantes de la serie “El Hombre y la Tierra”, la espectacular imagen del águila real capturando un chivo de cabra montés para llevárselo en sus garras desde lo alto de los riscos, y la dramática persecución y caza de los lobos a un muflón.
El lobo protagonizó algunas de las mejores imágenes de la Sierra de Cazorla
Para apreciar las dimensiones y valor natural del parque nada mejor que acercarse hasta el centro de interpretación de la naturaleza de la Torre del Vinagre, donde puede verse naturalizado al que fuera protagonista de algunos programas de la serie: un imponente macho de cabra montés llamado "El Mellao".
Camino del paraje de Aguas Negras
Entre los lugares más escondidos de estas sierras se halla el Desfiladero del río Borosa, situado a mitad de camino entre el Centro de Interpretación de la Torre del Vinagre y el idílico paraje de Aguas Negras.
Una pista forestal parte de la Piscifactoría de Borosa remontando el río hacia la denominada Cerrada de Elías, donde las aguas fluviales han labrado un estrecho desfiladero. Pasarelas de madera clavadas en la roca permiten atravesar el interior del barranco, hasta salir a los nacederos del río en las campas de Aguas Negras. Ante los ojos el impresionante salto de los Órganos y más arriba las lagunas de Valdeazores.
Nacimiento del río Guadalquivir
En busca de las fuentes del Guadalquivir
El río que recibió un día de los romanos el nombre de Betis y de los árabes el de Guad El Kebir, tiene su primer latido en un rincón de la sierra de Cazorla, a los pies del cerro Navahondona. Desde el puente de Las Herrerías, en las inmediaciones de la pequeña población de Vadillo, parte una pista de tierra de algo más de diez kilómetros que asciende suavemente hasta un paraje conocido como Cañada de las Fuentes. Toda esta zona se encuentra dentro de la reserva de Guadahornillos acompañada por las aguas de un río que en su descenso salta entre peñas y cascadas protegido por una exuberante vegetación.
Naturaleza domada
Para los visitantes más pequeños otra posibilidad más sencilla y domesticada consiste en acercarse hasta el parque cinegético Collado del Almendral, apropiado para los niños al transitar por un sendero cómodo que permite ver con facilidad algunos de los herbívoros del parque en semilibertad y obtener unas excelentes vistas del embalse del Tranco de Beas.
Un jabalí en el parque Natural
La sierra callada de Segura
El protagonismo de la sierra de Cazorla ha eclipsado siempre a las otras comarcas del parque, siendo la de Segura la que aporta la mayoría del territorio protegido, con casi el setenta por ciento del total. Una circunstancia que sumada a los precarios accesos ha mantenido la mayor parte de esta serranía olvidada por los desarrollos urbanísticos y turísticos.
Las nuevas iniciativas de turismo rural con un desarrollo armónico con la conservación de la naturaleza tienen en esta región serrana un extenso campo de trabajo, que ya se aprecia con el impulso de nuevas propuestas.
El senderismo, el cicloturismo, las rutas a caballo, el parapente y la observación de la fauna, han encontrado el acomodo perfecto al lado de los restos históricos, las delicias gastronómicas y los recuerdos del mundo rural. La recuperación para el alojamiento de viejas cortijadas y casas de aldea envueltas en paisajes inolvidables es otro de los embelesos que brinda la comarca.
La más histórica de las localidades segureñas se llama Segura de la Sierra, declarada Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco, con un casco urbano arracimado en la solana de un monte que corona su espectacular castillo. La visita a esta antigua fortaleza rehabilitada y dotada con un interesante centro de interpretación, apodado “Territorio de Frontera”, puede ser uno de los inicios mejores para recorrer estas sierras.
Desde su torre del Homenaje se divisan los montes olivareros que han hecho famosos los aceites de la Sierra de Segura. La otra villa histórica de la zona es Hornos de Segura emplazada en lo alto de una muela pétrea y orgullosa de su viejo castillo que en estos momentos inicia su proyecto de reconstrucción y transformación en un centro astronómico.
Unas montañas de naturaleza pródiga a las que se suman rincones imprescindibles que no se pueden dejar de visitar, como: la Reserva Natural de Las Acebeas, en el monte Navalperal; el embalse de Anchuricas, en el valle alto del Segura; los Campos de Hernán Perea; el Jardín Botánico de Siles; el cañón del río Zumeta y el embalse la Vieja; el Puntal de la Misa; el nacimiento del Segura, en la aldea de Fuente Segura, o la cima de El Yelmo.
El sabor rural de las viejas aldeas es otro de los atractivos de estas montañas, que a principios del siglo XX contaba con más de doscientas, aún habitadas. El escondido municipio de Santiago-Pontones es el que cuenta con las aldeas mejor conservadas y más bellas, como Miller, Vites, Tobos, La Toba, Los Atascaderos, Los Teatinos, La Matea, El Cerezo y El Patronato.
Pedro Retamar
Es periodista, fotógrafo y viajero especializado en naturaleza y ecoturismo. Cronista del blog "botasvagabundas".
Autor de los libros fotográficos: Naturaleza Monumental de España, Villas Medievales,Los rostros del paisaje español y Senderos perdidos, que recopila algunos de sus mejores reportajes publicados en El País.
Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas
El Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas está situado al este y nordeste de la provincia de Jaén (España) y con 214.300 ha es el mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa.
Está declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1983, Parque Natural desde 1986 y también Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) desde 1987. Toda su belleza paisajística y riqueza biológica se unen al patrimonio cultural que existe en la zona, haciendo de su entorno una de las zonas más visitadas de toda España. Dada su gran extensión, abarcando 23 municipios con más de 80.000 habitantes, el grado de protección varía de unas zonas a otras, permitiéndose en la mayoría del territorio la coexistencia con actividades económicas diversas.
Estas sierras se consideran integradas en el Sistema Prebético, uniéndose con Sierra Morena que viene desde Portugal en dirección Oeste-Este. Las alturas del Parque se sitúan entre los 500 msnm al sur del límite, en el río Guadiana Menor, y los 2.127 msnm del Cerro las Empanadas. En la estructura de su relieve podemos distinguir algunos calares que limitan profundos cañones que, de forma general, siguen una orientación de Suroeste a Noreste.Una alineación montañosa externa va de Villarrodrigo hasta el Tranco de Beas, delimitando los valles del Guadalimar y el río Hornos.
Internamente se disponen los calares del Mundo (1.631 m) y de la Sima (Cerro de las Mentiras, 1.897 m), compartidos con las sierras de Albacete; el El Yelmo (1.809 m); los calares de la Nava del Espino (1.722 m) y muchos otros de los términos de Segura y Siles; el calar del Cobo (Puntal de la Misa, 1.796 m), que vigila el cañón del Segura y el embalse de Anchuricas, al igual que los calares del término municipal de Santiago-Pontones y la Sierra de Almorchón (1.914 m).
Más al Sur se disponen externamente la Sierra de Las Villas (Blanquillo o Pedro Miguel, 1.830 m) y la Sierra de Cazorla (Gilillo, 1.847 m), vertiente occidental del gran valle del Alto Guadalquivir, limitado a oriente por la Sierra del Pozo (Cabañas, 2.026 m) y la principal alineación de la Sierra de Segura, que culmina con el pico de Las Banderillas (1.993 m). Al Este de esta sierra se eleva un carismático altiplano conocido como los Campos de Hernán Perea, de una altitud media de 1.600 m y limitado por calares desprovistos de vegetación, como el Calar de las Palomas (1.964 m) o de Pinar Negro (1.815 m).
Limitando con la provincia de Granada se extienden las sierras de Empanadas (2.106 m) y La Cabrilla (2.048 m), que proporcionan las mayores altitudes del Parque Natural y que pertenecen a la alineación de la Sierra de Castril.
Estas sierras sirven de divisoria de aguas entre el Atlántico y el Mediterráneo,teniendo en ella su nacimiento dos de las corrientes más importantes de España y la Península: El río Guadalquivir, que tras recorrer unos 50 km dentro de estas sierras en dirección Norte gira hacia el Oeste; Hacia el Este transcurre el río Segura.
1 comentarios:
Que hermosos recuerdos de muchos veranos... mi ex marido era de Villanueva del Arzobispo y tenían muchos cortijos cerca del Tranco, por uno pasaba el Guadalquivir... que belleza.. y que bien lo pasábamos en las sierras, que belleza Jaén... bueno gracias, te mando un abrazo fuerte, marta
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